El rasgo distintivo del feminismo radical es su dogmatismo en politicas de identidad que están llevando al caos social.
Si algún partido es facha con todas sus consecuencias, es la extrema izquierda y su "feminismo radical". No toleran al disidente, quien no esté de acuerdo con sus teologías, lo consideran perjudicial y ofensivo, y lo condenan al ostracismo y a la exclusión.
Se jactan de ser un movimiento inclusivo, pero no hay ningún partido que sea mas excluyente que la extrema izquierda. La mayoría de sus relatos se están viniendo abajo porque son indefendibles, como la ley TRANS, que ha provocado una neurosis colectiva y todo tipo de controversias.
Su propuesta transgénero está siendo refutada por jueces y profesionales de la Salud que por fin han reaccionado, en mi opinión, demasiado tarde, teniendo en cuenta que es un problema que afecta a miles de niños y jóvenes de todas las clases sociales.
Su descrédito les está pasando factura, cada vez pierden más votantes en todas las autonomías.
Su batalla principal es no dar sentido a la vida, de ahí sus políticas a favor del aborto a menores sin restricciones en el tiempo de gestación, ni permiso paterno, la eutanasia, el suicidio asistido incluso para jóvenes con depresión, además de declarar una guerra abierta enfrentando a hombres contra mujeres. Más que ayudarnos a llevarnos mejor, han convertido la convivencia entre hombres y mujeres en un campo de minas.
La rapidez pasmosa de su discurso que ha contagiado a los jóvenes valiendose de las redes sociales, tiene objetivos muy ambiciosos, apoyar la agenda globalista y sus deleznables reglas.
Su persistente relato, liderado por la controvertida Ministra Montero, ha conseguido que ciertas ideas sólo conocidas en los reductos más oscuros, pasen a primer plano de la sociedad y contagie a la mayoría de jóvenes de creencias equivocadas bajo una lente de " justicia social, igualdad y derechos "
Desde la guerra fría hasta el momento actual, la política de identidad y "la justicia social" ha conseguido la adhesión y el voto de muchos jóvenes, saben que este relato es lo suficiente atractivo para no tener reticencia, ¿ quién va estar en contra de " la justicia social, la igualdad y los derechos humanos" ? Otra cosa es que quieran hacernos creer que ser gay, lesbiana, binario, transexual, bisexual, género fluido, y tropecientos géneros más, lleva aparejado un valor añadido, hasta el punto de que hayan convertido lo sexual en el asunto más importante de la sociedad moderna, que la "masculinidad " sea tóxica, y que las relaciones estables entre hombre y mujer sean casi "cancerigenas".
Cuando la política toma estos derroteros, toca desmontar los dogmas de estos personajes que entienden la política solo si va aparejada a presupuestos millonarios que no están sujetos a auditoría alguna. Si, han leído bien, el Ministerio de Igualdad no está obligado a rendir cuentas de lo que hace con el dinero que recibe de Pedro Sánchez.
Todas estas luchas tienen en común que empiezan con campañas legítimas en defensa de los derechos humanos, por eso llegan tan lejos, hasta que llega un momento en que todo cae y se descarrila por arrogarse una posición supremacista de ser mejores que los demás.
Que cada cual saque sus conclusiones.
Luisa Vicente
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