EL VIRUS HACE TAQUILLA. EL MONOPOLIO DE LAS FARMACÉUTICAS
Según varias informaciones, entre ellas ConSalud.es Un cargo belga ha revelado por Twitter los precios de las vacunas que la UE mantenía en secreto. La Comisión Europea acordó dichos precios con los seis grupos farmacéuticos que ha cerrado acuerdos para la vacunación contra la Covid-19 y que mantenía en secreto por razones de confidencialidad.
Aunque posteriormente borró el mensaje, la secretaria de Estado de Presupuesto y Protección de los Consumidores, Eva De Bleeker, anunció en esta plataforma que la UE ha comprado este año 33,5 millones de vacunas por 279 millones de euros y acompañó el texto con una imagen en el que se detalla el precio por unidad de cada candidato a vacuna.
Reveló que la UE ha comprado este año 33,5 millones de vacunas por 279 millones de euros y acompañó el texto con una imagen en el que se detalla el precio por unidad de cada candidato a vacuna
PRECIOS DE LAS VACUNAS
- A Oxford y AstraZenca la UE le ha comprado 7,7 millones de dosis de vacuna al precio de 1,78 euros por unidad.
- A Johnson & Jhonson le ha comprado 5,2 millones de dosis al precio de 6,95 euros/U.
- A Sanofi y GSK le ha comprado 7,7 millones de dosis al precio de 7,56 euros/U.
- A BioNTech y Pfizer, le ha comprado un lote de 5 millones de vacunas al precio de 12 euros /U
- A Moderna, le ha comprado 2 millones de dosis al precio de 18 euros/U.
- A CureVac, le ha comprado 5,8 millones de dosis, al precio de 10 euros/ U.
La Comisión Europea se niega a desvelar esta información de forma oficial y aduce razones de confidencialidad. Según Bruselas, son los grupos farmacéuticos los que exigen incluir estas cláusulas en los contratos, pero además defiende que Bruselas está en mejor condición de negociar con las compañías si no se conocen los precios acordados con otros laboratorios.
El portavoz de Salud del Ejecutivo comunitario, Stefan de Keersmaecker, ha evitado detallar cuáles serán las consecuencias después de que se hayan incumplido estas cláusulas de confidencialidad y se ha limitado a afirmar que "hay buenas razones" para respetarlas, también para el "interés general".
El portavoz principal de la Comisión Europea, Eric Mamer, ha añadido que los Estados miembros disponen de la información sobre el precio pagado por cada candidato a la vacuna. Además, ha subrayado que "no hubiera habido contratos si no hubieran existido estas cláusulas de confidencialidad".
ESPECULAR CON EL PRECIO DE LOS FÁRMACOS
Un directivo español que trabaja en Moderna se hace de oro al vender sus acciones.
Que existan compañías Farmacéuticas que especulen con la salud debería estar prohibido por los Estados, pero como ya habéis visto en los videos, es todo lo contrario. Las farmacéuticas operan en un régimen monopolista que acapara el mercado y hunden o compran, si es preciso, a las pequeñas farmacéuticas para evitar la competencia. Menos de 35 Farmacéuticas controlan el 50% del mercado de los medicamentos. Tratan directamente con los Gobiernos y se sientan a la mesa para imponer sus precios, más que para negociar, vulnerando los principios de integridad. Enfrentan problemas de soborno, conflictos de intereses, e irregularidades en la obtención de licencias y en las inspecciones de la autoridad competente en actividades, como la publicidad fraudulenta y engañosa, o el suministro de fármacos.
Los monopolios solo favorecen a empresas dominantes que, como las Farmacéuticas, distorsionan los mercados y marcan los precios de bienes y servicios con precios desproporcionados que originan graves desajustes en la economía. Además de resultar peligroso, no lleva aparejado que sus beneficios se destinen a un fin público, todo lo contrario, sólo enriquece a sus monopolistas.
Esto no ocurre en un libre mercado, a donde acuden los compradores y vendedores, ambos libremente y por su propia voluntad, y acuerdan un precio basado en la oferta y la demanda. Un comprador sujeto a coerción por una emergencia no tiene libertad, como ocurre en este caso de la pandemia del Covid, por tanto, si las Farmacéuticas ya lo hacían con medicamentos cuyo consumo no era de extrema urgencia, mucho más habrán presionado ahora con la vacuna, en este caso a la UE, a la que habrán impuesto unos precios abusivos en las vacunas, precios que finalmente pagaremos todos nosotros, mientras que la OMS y la UE habrán salido beneficiados con grandes sumas de dinero.
La especulación está presente de una manera u otra en todas las desgracias que le ocurren a la humanidad, guerras, hambrunas, tsunamis, huracanes, pobreza y en cualquier situación de desastre económico. El debate sobre los precios abusivos que se produjo con el huracán Katrina, Charley y en otras situaciones parecidas, suscita serias cuestiones concernientes a la moral y a la ley.
Esta mal que los vendedores de bienes y servicios, y sobre todo en lo relativo a los bienes básicos, como la alimentación, el agua y la salud, cobren todo lo que el mercado pueda soportar. Debería haber leyes que prohibieran a los Estados las subidas especulativas de precios, incluso si con ello, interfiriera en la libertad de compradores y vendedores a la hora de cerrar los tratos que establecieran.
Generalmente en el mercado libre que no está sujeto a monopolios, existe la libertad individual de que cada uno pueda comprar el producto que necesite donde sea más barato o le guste más, en cambio en el caso de los monopolios, como ocurre con el lobby farmacéutico, son ellos los que imponen los precios de compra, y por tanto es más una extorsión que un " abuso" , sobre todo en tiempos de crisis como los que vivimos. La extorsión supone imponer una carga a quienes menos pueden pagarla. Hay que tener claro, que todo lo que esta "asumiendo" el Estado en vacunas y en todo lo que implique afrontar la pandemia, y sus consecuencias, subvenciones, ERTES, pagos por desempleo etc, lo pagaremos los ciudadanos repercutidos en nuestros impuestos, nada será gratuito.
La gente se indigna más por "los buitres" que se aprovechan de la desesperación de otros, que por la pérdida de su libertad a la hora de adquirir bienes o servicios donde ellos quieran, esto explica el rechazo que sentimos cuando el gobierno premia a estas empresas que obtienen beneficios extraordinarios, privilegios y exenciones fiscales, como ocurre con los fondos de inversión que copan el mercado del alquiler de viviendas a través de las llamadas SICAVS y las SOCIMI.
La indignación es el tipo de ira que se siente cuando alguien obtiene lo que no se merece, es una ira contra la injusticia. Doy por sentado que no hay quien no prefiera ganar más a ganar menos, el problema está cuando se aprovechan estas situaciones de desamparo y catástrofes humanitarias, entonces la codicia se convierte en una mala manera de ser, porque lleva a que no se tenga en cuenta el sufrimiento de los demás y choca con la honestidad cívica, y la humanidad.
Sabemos que las leyes contra los precios abusivos no abolirán la codicia, pero si podrían, al menos, restringir sus actos desaprensivos y demostrar que la sociedad las desaprueba. Si los gobiernos castigaran tales comportamientos en lugar de mirar para otro lado, o incluso compensarlos, la sociedad mostraría seguramente un actitud más cívica, recíproca y colaborativa socialmente.
En tiempos tan difíciles como como los de ahora, tanto la sociedad como el gobierno deberían empujar unidos, en lugar de que solo una parte, la más poderosa, busque obtener el máximo provecho. Algo así han hecho los políticos del gobierno que se han subido sus ya escandalosos sueldos en plena pandemia.
Como ejemplo de esto tenemos a la Generalitat y al Ayuntament, vean: Con más de 153.000 euros anuales, el sueldo de un ‘president’ casi duplica el de Pedro Sánchez, al que también superan otros 190 altos cargos como los ‘consellers’ y hasta los ‘embajadores' catalanes.
La codicia que se nutre del árbol caído, como es ahora la sociedad civil por la situación tan grave que atraviesa, no debería ser recompensada con votos. Los partidos de turno les van a dar sin ningún resentimiento la peor manera de vivir, porque su objetivo no es velar por el bien común.
Luisa Vicente
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