BARCELONA CONFINADA
Recorrí algunas calles desiertas de Barcelona con la intención de plasmar el mal sueño del confinamiento en unas fotos.
Travesera de Gracia-Lepanto |
Al traspasar el umbral de casa, me sentí totalmente desorientada. Un chorro de luz me cegó. El escaso ruido en la calle me decía que el corazón de Barcelona latía muy despacio, diría que a menos de 60 latidos por minuto. La ciudad se había desangrado por todas sus vertientes urbanas en 8 semanas.
Era la ciudad de siempre, compleja de geometría y laberíntica en sus calles de sube y baja, pero no la reconocía. A pesar de todo, habia cambiado mi decisión de marchar a otra ciudad. Pasaria aquí el resto de mi vida.
Parke Infantil de los Cuarteles |
La ciudad me asediaba de forma silenciosa. Una especie de almas deambulaban volátiles sin agitar apenas el aire. Ni un soplo de viento movían los columpios del parque infantil solitario por donde caminaba sin rumbo fijo.
Apenas unas semanas atrás, la algarabía de los niños resonaba hasta la otra manzana.
No soportaba verla vacía, sola, muerta, sin sangre en sus arterias. Barcelona sin gente podría ser cualquier otra ciudad del mundo, menos la mía. El color plomizo que la impregnaba, quedó aferrado a mi retina como la piel a los huesos.
Su historia había desaparecido cuesta abajo hasta pellizcar mi estómago. El silencio era la partitura de un pentagrama casi militar que desgarraba mi garganta, igual que los arbustos secos del parque rasgaban el manto gris que me cubría.
La calma era infinita. Una grúa parada al otro lado de la avenida estiraba sus brazos hacia el edificio que quedó a medio construir en medio de la nada.
Mallorca/ Cerdenya Frente S.Família |
La tragedia que sucedió a lo largo de la pandemia, yacía bajo tierra a modo de un décimo de lotería con una cifra de cinco números: 45.784. Cuarenta y cinco mil setecientos ochenta y cuatro muertos por Covid se contabilizaban ya. Todos murieron acompañados por la soledad más absoluta que los guió hasta su tumba. El mundo entero latía al mismo pulso lento y apagado que Barcelona.
Los enfermos intentaban sobrevivir agarrados a un respirador en los hospitales. A los entierros diarios a los que asistíamos sin entender nada, se sumaban los otros muertos, los familiares y amigos que no veíamos ni abrazábamos desde hacía tiempo. Los que habían perdido el ánimo, la ilusión, el trabajo, la esperanza y la salud esperaban en el corredor de la muerte. Todo era incertidumbre.
Aparecían situaciones difíciles de convivencia en las propias casas, donde se mascaba la soledad, aunque vivieran en compañía. La soledad de los ancianos que habitan solos en sus casas es distinta. Es una soledad de honda tristeza que se agarra al desconchado de las paredes de habitaciones oscuras que no pintan desde hace tiempo, tanto que ya no recuerdan para poder contarlo. El dormitorio es una capilla ardiente con recuerdos y fotos desgastadas de seres queridos a los que no ven desde hace años. Aún tienen la esperanza de recibir una carta, una llamada de ellos porque viven en su recuerdo. Pero mientras algo llega, se consuelan mirarando sus reliquias.
Las siguientes fotos de las principales arterias de Barcelona atestiguan una situación económica catastrófica y difícil de haber imaginado nunca.
Edificio en Paso de Gracia, 17
Edificio en obras. Está previsto la apertura de una megatienda de Knife en los bajos de dicho edificio.
Para las Multinacionales no existe la crisis del Covid, al contrario, siempre salen mucho más reforzadas
La Bolsa de Barcelona, Pº De Gracia, 19 Este edificio pasa desapercibido para los turistas y
trabajadores del Example que pasan por delante. El kiosco situado en frente ha sido espectador pasivo de días negros en los que precio del petróleo cayó por los suelos durante la pandemia. Los cambios en el precio del crudo tiene un impacto en los resultados corporativos que se traduce en la oscilación del precio de las acciones. La incertidumbre es la protagonista cada mañana, sin embargo en el interior de uno de los edificios mas apagados de la calle más señorial de Barcelona, no es un foco de nervios de señores con trajes y corbata que se llevan las manos a la cabeza cuando salen números en rojos en grandes pantallas como emulan las películas en Wall Street.
Kiosco en Pº De Gracia, 19, frente a la Bolsa de Barcelona, con prensa Internacional y Nacional. Casa Batlló, una de las joyas arquitectónicas de Antoni Gaudí en el Pº de Gracia, y Patrimonio Mundial por la UNESCO, icono del turismo en Barcelona, cerró sus puertas durante el confinamiento y continua cerrado por problemas que se sumaron a la pandemia. Una escalada de tensión provocada por algunos trabajadores de la empresa subcontratada para prestar los servicios de atención, se declararon en huelga el 8 de Octubre para denunciar los contratos temporales a escala fraudulenta , así como las condiciones inseguras de trabajo en relación al Covid. Trabajaban en espacios pequeños, sin ventilación, sin mamparas protectoras y con solo una mascarilla al mes. Más de una docena de manifestantes acuden periódicamente con pancartas y megáfonos para reivindicar sus derechos. El 24 de octubre llegó a su máxima tensión al unirse unos encapuchados que lanzaron bengalas, petardos y piedras contra el edificio y rompieron los emplomados originales de 1906, que recientemente habían sido restaurados provocando daños irreversibles.
https://www.lavanguardia.com/local/barcelona/20210216/6250050/covid-gaudi-edificios-visitas-impacto-pandemia-barcelona.html
Luisa Vicente
NOTA: SIGUE EN PARTE II FOTOGALERIA BARCELONA CONFINADA
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