El Estado de alarma por el SARS CoV-2 entró en vigor a las 00,00 horas del domingo 15 de marzo 2020 como medida para reducir el contagio.
47 millones de personas, entre españoles y residentes extranjeros, con excepción de los diplomáticos, llevan a fecha hoy 56 días sin salir de sus casas, salvo las salidas contempladas como excepcionales prescritas por el gobierno.
Casi dos meses de confinamiento es tiempo suficiente para valorar las secuelas físicas, psicológicas, y emocionales que este encierro nos originará a todos, aunque afectará de manera distinta dependiendo de algunos factores, edad, posición social, ingresos económicos que perciba la persona o unidad familiar, tipo de familia, monoparental, heterosexual, número de hijos u otros aspectos. En cualquier caso los expertos destacan un aumento de patologías psiquiatricas y emocionales durante y después del confinamiento de manera generalizada. Si no se habla apenas de este relevante asunto, es por el estigma que aún produce el trastorno en la salud mental.
El Ministerio de Salud Mental del Consejo de Psicología de España, ha puesto en funcionamiento 15 lineas de atención telefónica atendida por 47 especialistas en salud mental, y en psicología clínica. Se vienen produciendo un promedio de 300 llamadas diarias de lunes a domingo de 9 de la mañana a 8 de la tarde. Las llamadas son atendidas bajo protocolos desde el propio equipo de coordinación. Su función en primera instancia, es ayudar al manejo adecuado de las emociones.
TELÉFONOS A CONTACTAR
- Población general con dificultades relacionadas con la alerta y la cuarentena por Coronavirus:
- 91 700 79 89
- Familiares de personas enfermas o fallecidas por el coronavirus:
- 91 700 79 89
- Sanitarios y otros intervinientes que precisen de apoyo como consecuencia de su intervención directa en la crisis del coronavirus fuerzas y cuerpos de seguridad, policía local…)
- 91 700 79 90
CUATRO AGRAVANTES DE LOS SÍNTOMAS POR CONFINAMIENTO
La grave situación del SARS CoV-2, ha supuesto afrontar niveles extremos de incertidumbre, angustia, y estrés no sólo por parte de la población en general, sino tambien por sanitarios, fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, policía local y otros grupos.
AGRAVANTES
- La situación de que algún familiar, o amigo se haya contagiado de la enfermedad.
- Vivir el proceso de hospitalización y, en muchos casos, pasar por el fallecimiento de un ser querido sin la posibilidad de haber podido compañarlo, ni darle apoyo moral.
- No tener clara una fecha concreta del final de la situación, ya que determina que muchos no puedan acudir a sus puestos de trabajo, lo que origina gran preocupación por la seguridad económica
- La gran incertidumbre en las personas que trabajan en primera línea de exposición al virus, sanitarios, miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y emergencias, así como el personal de las administraciones.
Aunque un cierto nivel de ansiedad ayuda a obedecer las medidas de confinamiento establecidas, cuando la ansiedad es excesiva, deriva en un desbordamiento tal, que se tiende a incumplir las recomendaciones de seguridad, o incluso negar la propia realidad como suele ocurrir cuando se pierde a un ser querido.
LOS COSTES PSÍQUICOS Y EMOCIONALES DEL CONFINAMIENTO
La ciencia psiquiatrica ha constatado que el sufrimiento emocional está presente en todos los desastres naturales y en las pandemias, realmente son un caldo de cultivo que originan trastornos de diferente índole e intensidad. José Luis Carrasco, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid y Jefe de Psiquiatría del Hospital Clínico San Carlos, argumenta:
"Estas situaciones de confinamiento activan las áreas cerebrales relacionadas con la respuesta automática del miedo, en particular algunas zonas de la amígdala y el hipocampo. La amígdala cerebral se dispara ante la presencia de personas desconocidas o potencialmente peligrosas. "El hipocampo habrá almacenado toda la información traumatica y nos recordará de continuo que la única protección es la distancia y el aislamiento" recalca.
Es evidente que al romperse todo lo que apuntala nuestro bienestar, como pérdidas económicas, atención médica adecuada, tener pocas ayudas del gobierno, y sobre todo tener miedo, nos pasará factura y adoptaremos comportamientos de retracción y desconfianza hacia todo y hacia todos los que nos rodean.
Según informó El Periódico, un reciente artículo publicado en la prestigiosa revista "The Lancet" que evaluó 24 estudios del impacto de episodios de confinamiento derivados del síndrome respiratorio agudo grave o SARS, el ébola, y la epidemia de la gripe del 2009 y del 2010, determinó que la salud mental se deteriora y presenta manifestaciones de:
Estrés postraumático ( TEPT )
Confusión.
Irritabilidad.
Insomnio.
Disminución de la concentración.
Aislamiento emocional.
Reducción de la productividad laboral, hasta el punto de abandonar el trabajo (si se trabaja)
Intentos de suicidio.
Suicidio consumado
En el colectivo de padres y madres confinados con hijos menores, el 28% presenta síntomas suficientes para ser diagnosticados de estrés postraumático, que puede aparecer en el corto plazo o incluso persistir durante largo tiempo.
En el caso del personal sanitario, el 9% muestra síntomas de depresión tres años después de la cuarentena. Se aconseja para este grupo recibir atención psicológica especial para evitar secuelas graves a medio y largo plazo.
Respecto a la población en general, el 54% de la personas presentan cambios en el comportamiento meses después de acabar el confinamiento, por ejemplo evitar lugares con aglomeraciones, alejarse de las personas que tosen, no asistir a sitios públicos, aislamiento, parquedad en la comunicación, pocos deseos de retomar las amistades etc.
Los comportamientos pocos saludables, y el consumo de alcohol y sustancias se disparan durante y después del confinamiento tanto en adultos como en jóvenes, sobre todo en estos últimos, ya que de perder sus trabajos, se enfrentan a un futuro incierto por la grave situación a nivel económico que toda pandemia origina al país.
LA IA APLICADA A LA MEDICINA
Los algoritmos inteligentes han propiciado que inteligencia artificial aplicada en el campo de la psiquiatría, pueda detectar psicosis y el trastorno postraumático ( TEPT ) a través del tono de voz del paciente, con un 89% de exactitud.
Recientemente un estudio desarrollado durante 5 años por un grupo de investigadores de la Universidad de Nueva York, en colaboración con SRI Internacional, se publicó en la revista Depressión and Anxiety. El TEPT presenta dificultad de ser diagnosticado con las entrevistas clínicas tradicionales debido a la subjetividad del médico, o a la represión de los síntomas por parte del paciente. Dicho estudio se valió de la IA ( Inteligencia Artificial ) para escuchar el sonido de la voz de los pacientes. Durante años este trastorno ha sido uno de los más difíciles de diagnosticar.
El trabajo basado en entrevistar a 129 veteranos de guerra, recolectó 40.000 muestras del habla para ser estudiadas con el software de IA. Luego utilizaron el audio para enseñar el algoritmo los cambios que se correlacionaban con los diagnósticos de trastorno de estrés postraumatico TEPT, una cadencia más lenta y monótona y un rango tonal más corto y menos enunciado, lo cual era un indicador de padecer este problema. Aunque ha sido aplicado sólo a datos de veteranos de guerra, a medida que se perfile el método, sería una prueba de tecnología universal y un biomarcador eficaz para diagnosticar a las personas que padecen este trastorno que les ocasiona tanto sufrimiento.
Charles Maarmar, profesor de psiquiatría de laUniversidad de N.York apunta: “Pensamos que las características indicadoras reflejarían un discurso agitado. De hecho, cuando vimos los datos, las características son más planas, más atonales. Estábamos capturando el adormecimiento que es tan típico de los pacientes con TEPT “
PASO A LA ESPERANZA
Cuando todo esto acabe, habrá una comunidad de personas recelosas, despegadas emocionalmente que evitarán besar o ser besadas, abrazar y ser abrazadas, obsesionadas en no tocar las puertas, ni nada que esté a su alcance y muestren reticencia a compartir espacios públicos. Se requiere por tanto hacer un ejercicio de reflexión para ver cómo nos ha afectado el confinamiento, y si fuera el caso, no dudar en dar el paso de pedir ayuda a un profesional, obviando todo prejuicio o vergüenza a recibir tratamiento farmacológico y/o de psicoterapia, que no ha de ser necesariamente presencial en todas las intervenciones, muchas pueden ser telemáticas.
Se sabe que este tipo de crisis, definidas por Frank Pittman como "desgracias inesperadas", tienen un buen pronóstico si se acompañan con estos tratamientos y se busca el apoyo sociofamiliar.
La psicóloga Ana Lucas determina que este confinamiento no debemos considerarlo como un castigo, sino como una oportunidad para rectificar cosas de nuestra vida cotidiana que sabíamos no contemplaban nuestras expectativas reales, ni nuestros deseos espirituales más profundos.
La psicóloga Ana Lucas determina que este confinamiento no debemos considerarlo como un castigo, sino como una oportunidad para rectificar cosas de nuestra vida cotidiana que sabíamos no contemplaban nuestras expectativas reales, ni nuestros deseos espirituales más profundos.
Luisa Vicente
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