TENGO FRÍO
Me envuelve el frío. No se de dónde viene.
Me abrigo y el frío me persigue. Viene de dentro, pero no es mio. Me ha calado hasta los huesos.
.Un cáncer terminal está acabando con la vida del marido de Judih, una amiga de antiguas luchas. Esas luchas que sólo entiende el que lucha a morir.
Le quedan dos o tres días, incluso menos. Está en cuidados paliativos desde hace semanas.
A Judih se le va media vida, la otra media se la robará él. Vida y media tendrá su marido, Judich solo tendrá media durante el resto de sus días.
Deambulará por desiertos interminables, espacios que no acabarán nunca y seguirán siendo desiertos hasta que desaparezca la linea del horizonte.
Judih verá la vida pasar. Vivirá apaciblemente, igual que viven las hojas perennes en las copas de los árboles mecidas por la quietud.
Si la vida es nacer, crecer, vivir, y ver la vida pasar, sembraré la mejor semilla en el desierto más imposible. Cuando lleguen sus mejores frutos, los contemplaré, y sus ramas más verdes rozarán el cristal de la ventanilla de mi último tren del que no bajaré antes de tiempo.
Si la vida es nacer, crecer, vivir, y ver la vida pasar, sembraré la mejor semilla en el desierto más imposible. Cuando lleguen sus mejores frutos, los contemplaré, y sus ramas más verdes rozarán el cristal de la ventanilla de mi último tren del que no bajaré antes de tiempo.
Luisa Vicente
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