FALTÓ INTELIGENCIA EMOCIONAL EN EL PROCÉS
Presidente de Gobierno Sr. Pedro Sanchez y President del Govern Sr. Quin Torra |
A dos pasos de conocer la sentencia del Magistrado Manuel Marchena, la situación que se vive en Catalunya es cada día más tensa. Mirando atrás recordamos un camino lleno de oportunidades que se perdieron. Muchos trenes se escaparon. Fallaron las estrategias. Se pasó por alto recurrir a la inteligencia emocional para maximizar pactos y acuerdos en una situación muy difícil.
El control de las emociones es el núcleo en todo proceso exitoso, pero se optó por la visceralidad, el componente más inflamable que existe para producir un incendio, una ruptura, un cisma que se agrava con el tiempo. No hay mejor antídoto contra todo esto que el acertado manejo de las emociones. Quizá ningún político supo aplicarlo en su momento.
Un Presidente, entre otras muchas cosas, requiere de habilidades para negociar y comunicarse, ser un buen estratega y una persona persuasiva para desencallar situaciones difíciles, pero sobre todo debe tener Inteligencia social. Hace años que existe toda una industria dedicada a ello. Las empresas se gastan millones de euros en formar a sus ejecutivos en inteligencia emocional. Se imparte en colegios, Universidades, Multinacionales, empresas. Rafael Bisquerra, catedrático de Psicología en la Universidad de Barcelona escribió un libro sobre gestión de emociones. Hubiera sido un buen asesor para nuestros líderes. Pocas veces hay consensos exitosos si no se aplica.
Utilizar por bandera la visceralidad en casos como el Procés lleva al fracaso. Ningún Presidente que esté al servicio de un país debe permitírselo. Puede ser una persona inteligente, con grandes capacidades cognitivas, incluso puede ser un superdotado, pero si tiene reducidas sus capacidades sociales no será nunca un buen Presidente.
Dejarse llevar por emociones primarias y caprichosas arruina familias, relaciones, amistades, pero también arruina países.
Luisa Vicente
Comentarios
Resulta sorprendente que para ser Presidente, no se precise ningún requisito en cuanto a formación, tener alguna licenciatura en Economía, Derecho, Ciencias Políticas, idiomas etc. así nos vá. pero si encima de carecer de formación, carece de capacidades sociales, de poder negociador, de empatia y de habilidades emocionales, la gestión política no resultará exitosa. Para ser bombero o Ingeniero químico, por ejemplo, no será tan importante, pero para un Presidente o Un Ministro que tienen que lidiar a diario con situaciones treméndamente difíciles, es básico el dominio de la Inteligencia emocional.
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