COMPRA DE BEBÉS POR ENCARGO
Estoy cansada de oír decir que " el sistema capitalista" tiene la culpa de todo lo que pasa en el mundo. Es un estribillo que la gente repite por contagio sin analizar el fondo de las cosas.
Poner precio a todo es corromper el sentido y el valor de las cosas en sí mismas. Hablo de pagar para poder contaminar, comprar un bebé o pagar a niños para que lean un libro, como hacen en algunos colegios de EEUU, por ejemplo. En este último fomenta que los niños lean más, pero perciben que la lectura es una tarea, en lugar de verla como una satisfacción.
Un país tiene cada vez más esclavos, cuando pone precio a personas, cosas o bienes no económicos.
Recientemente la prensa publicó que la policía había rescatado en Nigeria a 19 embarazadas con edades entre 15 y 28 años, junto a 4 niños en una operación cuyo objetivo era vender los bebés a potenciales compradores. Las mujeres fueron engañadas con ofertas de empleadas del hogar, y el cuidados de personas. Las niñas
se vendían por 760 euros y los niños por 1.265 euros.
Noticia:
“Descubren fábrica de bebés y rescatan a 19 embarazadas”
“Descubren fábrica de bebés y rescatan a 19 embarazadas”
Esta situación hace reflexionar cómo hemos llegado a
construir una sociedad mercantil que ha puesto precio
a todo sin cuestionarnos si debería haber cosas que el dinero no deba comprar. Hoy la transacción de comprar y vender no se está aplicando solo a los bienes materiales, se está dando en todas las áreas de nuestra vida.
Queremos tener todo a cualquier
precio, para yá, y pese a quién pese. No cabe duda que hemos aprendido a actúar como los mercados, el sistema financiero o los políticos corruptos que ha marcado nuestras vidas sin poner impedimento alguno.
Los economistas aseguran que los mercados son inertes y no afectan a los bienes que se intercambian, pero no es cierto.
Los economistas aseguran que los mercados son inertes y no afectan a los bienes que se intercambian, pero no es cierto.
Hoy “el mercado” determina todas las esferas de nuestra vida. Hace 30 años nos habría escandalizado la venta de óvulos, la compra de esperma a la carta en la
reproducción asistida, contratar vientres de alquiler a mujeres pobres, comprar cuotas de Co2 en subastas con derecho a contaminar por parte de compañías y países, financiar campañas electorales
que permiten pucherazos en los resultados electorales, mercantilizar la salud, la educación, la justicia penal, la protección medioambiental, el ocio, y otros bienes
sociales. Hemos interiorizado todas estas cosas y las aceptamos. Nuestras decisiones de pagar por todo esto, es extrapolables a otros ámbitos de nuestra vida y es el causante de que existan.
Estoy cansada de oír decir que " el sistema capitalista" tiene la culpa de todo lo que pasa en el mundo. Es un estribillo que la gente repite por contagio sin analizar el fondo de las cosas.
"El sistema capitalista" no tiene tanto la culpa en sí mismo, la culpa es de la propia humanidad y su codicia, ya sean ricos, de clase media, o paupérrimos. todos actúan igual.
Creo que la ausencia de valores, empatía e instropección espiritual, nos hace caminar por estos derroteros y echamos la culpa al dinero. Pero la culpa no es del dinero, es de lo que se hace con el dinero por la falta de esas tres cosas esenciales en las personas.
Una sociedad que permite que todo esté en venta, hace que la vida sea mucho más difícil para las personas con pocos recursos. Cuantas más cosas pueda comprar el dinero, más aumentará la brecha social entre pobres y ricos. Por otra parte, la excesiva mercantilización que hemos creado ha hecho que el dinero haya adquirido la máxima importancia en nuestras vidas.
Creo que la ausencia de valores, empatía e instropección espiritual, nos hace caminar por estos derroteros y echamos la culpa al dinero. Pero la culpa no es del dinero, es de lo que se hace con el dinero por la falta de esas tres cosas esenciales en las personas.
Una sociedad que permite que todo esté en venta, hace que la vida sea mucho más difícil para las personas con pocos recursos. Cuantas más cosas pueda comprar el dinero, más aumentará la brecha social entre pobres y ricos. Por otra parte, la excesiva mercantilización que hemos creado ha hecho que el dinero haya adquirido la máxima importancia en nuestras vidas.
Poner precio a todo es corromper el sentido y el valor de las cosas en sí mismas. Hablo de pagar para poder contaminar, comprar un bebé o pagar a niños para que lean un libro, como hacen en algunos colegios de EEUU, por ejemplo. En este último fomenta que los niños lean más, pero perciben que la lectura es una tarea, en lugar de verla como una satisfacción.
Permitir que exista un mercado de niños, aunque sus compradores no los maltraten, los equipara a bienes de consumo con un precio de mercado. Dejar que el dinero tenga el poder de decidir quién puede tener un bebé y quién no, es injusto. Además, no siempre el que está dispuesto a comprar un hijo, es quien más lo valora.
Utilizar el eufemismo "gestación subrogada" a la compra de hijos en países que explotan a mujeres pobres, es retorcer el lenguaje para blanquear que esto degrada al hijo y a la madre que lo gesta. Es el mismo caso que subastar a personas al mejor postor, como se hace en algunos países , desde ese momento los convierten en objetos para usar.
Si entendemos todos estos casos, quizá podamos entender que no todo puede tener un precio en la vida.
Si entendemos todos estos casos, quizá podamos entender que no todo puede tener un precio en la vida.
Luisa Vicente
NOTA:
En la elaboración de este artículo me he inspirado en el ideario de Michael J. Sandel, catedrático de ciencias políticas en
la Universidad de Havard, y un referente en la filosofía política.
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